martes, 9 de agosto de 2011

LA PINTURA UNIDA A LA POESÍA




             LA CABRA   Óscar Castro
La cabra suelta en el huerto 
andaba comiendo albahaca.


Toronjil comió después 
y después tallos de malva.


Era blanca como un queso, 
como la luna era blanca.


Cansada de comer hierbas, 
se puso a comer retamas.


Nadie la vio sino Dios. 
Mi corazón la miraba.


Ella seguía comiendo 
flores y ramas de salvia.


Se puso a balar después, 
bajo la clara mañana.


Su balido era en el aire 
un agua que no mojaba.


Se fue por el campo fresco, 
camino de la montaña.


Se perfumaba de malvas 
el viento, cuando balaba.

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