jueves, 12 de enero de 2012

PUEBLITO DE LOS DOMÍNICOS, arte y artesanía

Las cúpulas de cobre de la iglesia San Vicente Ferrer de Apoquindo señalan el punto exacto en el que se ubica uno de los centros artesanales más importantes de la capital: el Pueblito de Los Dominicos. Enclave turístico desde la década de los '80, sus muros blancos cobijan a los mejores artistas nacionales en diversas disciplinas. ¿Por qué se le llamará artesanía al arte de los pueblos? ¿A lo que sale de las exhibiciones de los salones y se presenta en la calle?
Entrada
Difícil respuesta sociológica, lo claro en que en la exhibición de los Dominicos, el talento sobra. A los Pies Andinos Ubicado al inicio del faldeo precordillerano, las instalaciones dónde hoy vive el pueblo de artesanos tiene una larga data. Fue en el año 1767 cuando la familia Canisbro adquiere las tierras en las que hoy se encuentra la feria. La Hacienda de Apoquindo fue comprada por Antonia Portusagasti, esposa de Juan Cranisbro (del irlandés Gainsboroungh) quienes alhajaron ricamente la propiedad y construyeron una iglesia en memoria de sus hijos muertos en la infancia. A la muerte de Cranisbro, sin herederos, legó su casa y la iglesia a la orden de Los Dominicos a condición que fundaran una casa de ejercicios para los campesinos del lugar, desmembrando la hacienda. En 1834 pasó a ser definitivamente propiedad de los sacerdotes, luego de varios litigios de propiedad. Durante la Patria Vieja fue refugio de patriotas, lo mismo que se convirtió en la revolución de 1891 para los perseguidos políticos. Declarada Monumento Nacional, fue el año 1978 en que la orden dominica permitió a una serie de artesanos ubicarse a las afueras del templo. Cuatro años más tarde, con la participación de Fernando Bórquez en el diseño paisajístico, se instalaron una serie de locales que motivó a la municipalidad de Las Condes arrendar este espacio a la curia, generando de manera definitiva el pueblito de los Dominicos. 
Arte Chileno Tranquilidad es lo que se respira al traspasar el portón forjado que separa  Santiago , de las pequeñas tiendas que albergan, entre totora y maicillo, una cantidad de obras de distintas escuelas. Artesanías tradicionales, antigüedades, orfebrería, lámparas y trabajos en cerámica, retablos, textiles, metales, pinturas, maderas, piedras, cueros o vidrios, entre otros se pueden visualizar en los 160 locales que comprenden uno de los puntos más visitados y de atractivo en el recorrido turístico de la zona oriente de la capital. En el lugar es posible observar verdaderas obras de arte e ingenio y observar en vivo a los creadores de cada una de las obras que aquí se venden. Además es posible asistir a obras de teatro, exposiciones o degustar un café en la tranquilidad de su entorno.
Lleno de recovecos en sus calles internas, con una serie de lugares notables para la fotografía, es altamente recomendable para quienes quieran recobrar un poco del sentido nacional que se pierde en las urbanizadas calles del barrio alto. O para mostrar a los amigos extranjeros que hay más cultura y raíz que una vueltecita por los shoppings domingueros. 


Apoquindo 9085. Fonos: 2019749-2482456. 
Entrada Gratis.
Horario de lunes a domingo de 10:30 a 20:00 horas. 


Por Jorge López Orozco 
(periodistaviajero@chile.com)

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