viernes, 11 de abril de 2014

GUILLERMO LORCA UN NUEVO MAESTRO DE LA PINTURA CHILENA

 
 Guillermo Lorca y M. Inés Carod

"La vida eterna"

"El viejo mundo se está muriendo y el nuevo mundo lucha por nacer, ha llegado la hora de los monstruos"
Antonio Gramsci

La obra de Guillermo Lorca, mediante un cerco de innegable virtuosismo técnico,nos tiende una trampa. Los sentidos, que son los que naturalmente nos llevan conocer lo real existente, entran en esta muestra, deslumbrados y hará falta una inmediata rectificación racional, una relectura que nos recate del embeleso, para intentar así una fuga de la apariencia hacia el relato inquietante y trasgresor que nos propone su lectura final.

Estamos pues, ante un ejercicio de apariencia y rectificación de lo aparente donde, la belleza sublime, nos embruja para obligarnos a comprender qué hay tras ella. Para capturar aquello que en verdad nos narran estas imágenes que, veladas por una perfección meticulosa, por esta belleza formal maestra, tienen en su seno, como los cuentos de los hermanos Grimm, un trasfondo muchas veces perturbador e incluso espeluznante. De eso vienen estos "Relatos  soñados". Del engaño de los sentidos y de una operación de inmediato re enfoque por medio de la razón. Momentum breve pero intenso, en el que nuestra percepción es puesta a prueba,  y con ella toda nuestra concepción del mundo social y cultural que nos rodea.

Hay tras el artificio engañoso de la perfección técnica y la maestría formal la alusión a una serie de relatos, muchas veces terribles, que se relacionan con las instantáneas fugaces que imprimen en nuestra memoria hundida, reflotando vagos temores infantiles y emociones que, creímos se habían esfumado.

Lorca se sirve de su avezada destreza formal para llevarnos más allá de una primera impresión estética, esperable y superficial, hacia un mundo que es desencadenado en nuestro psiquismo, invitando a esta emoción a todos los fantasmas y espantos que vienen a construir el segundo plano estético de su apuesta. Una capa de intensidad mayor, que se revela casi al instante y opera en todo el conjunto de la muestra. Un acto de prestidigitación por el cual el presunto realismo de Lorca se desborda,creando un espacio nuevo, cargado de provocación y sensaciones que creíamos perdidas en el fondo de nuestras memorias. Lorca nos demuestra que sólo dormían, esperando el momento de despertar porque están ahí, viviendo para siempre como las telas que las inspiran.

Yael Rosenblut Gallery
  


Después de haber visitado la exposición de Lorca en el Museo Nacional de Bellas Artes, he quedado impactada con la magnitud de la obra de este joven artista. ¡¡Impresionante!!. La imponente técnica desarrollada a la perfección, que es usada para transmitirnos sensaciones, sentimientos, miedos dejados atrás en la niñez, no es solo una pintura es algo  que me llevó a mi infancia y nos hace recordar los "cuentos de miedo" que escuchábamos con avidez, pero que luego no nos dejaban dormir y aún después los revivíamos en pesadillas.
He aquí, donde podemos decir que estamos frente a un "artísta", por su gran poder de hacernos sentir emociones.
M. Inés Carod

Un muestra que no puedes dejar de ver.

Entrevista realizada por TV Canal13 
http://www.13.cl/c/programa/panoramica/capitulos/guillermo-lorca-y-teatro-diana
Su biografía aquí

2 comentarios:

  1. Tal como se explica, y no todos los personajes de sus pinturas están revelados. Algunos dejan su huella congelada, o simplemente operan bajo la inmunidad que les da ser seres invisibles. La confusión inicial, da paso a un momento de repensar lo expuesto, que bajo el hechizo de la belleza, dificilmente nos atrevemos a descubrir verdades veladas pero innegables. La niña acostada con su vestido levantado..., el pie marcado en el lactoplasma en la fiesta de disfraces, ¿quien se esconde entre los cubrecamas, ahí agazapado y anónimo? Este artista no es de una sola mirada. Es como un Dalí pero hiperealista pero lo surrealista lo trabaja jugando con el subconciente del espectador. Fenomenal simplemente. Faltan palabras para abarcarlo y aún hay mucha tela que pintar.

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  2. Que calidad de pintor, quedé absolutamente impresionado. Nada que envidiarle a los grandes y viejos maestros.

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